Mayo, 25
¿Puedes decir de verdad que amas a tus
semejantes, que te interesas por ellos, que
los aprecias y los reconoces como tu familia?
¿O tan sólo los toleras y te supone un
auténtico esfuerzo estar codo a codo con
ellos? No puedes decir que Me amas si no
amas a tus semejantes, pues las relaciones
están tan estrechamente entrelazadas que es
imposible amar a una persona sin amar a la
otra. ¿Te dedicas a escoger y seleccionar a
quién vas a amar y a quiénes sientes que no
podrías hacerlo? No debería haber discrimi-
nación en el amor, pues el amor divino
abraza a todos por igual. Considera a todas
las personas hechas a Mi imagen y seme-
janza, independientemente del color, raza,
sexo, credo o religión. Tendrás que alcanzar
el punto en el que veas y comprendas la
unidad de toda la vida, en el que conozcas el
auténtico significado de la familia de todos
los seres humanos, y Me reconozcas como la
fuente de todo.
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