5 DE ABRIL
Cuando un niño pequeño empieza a andar,
da unos pocos pasos vacilantes antes de
ganar confianza, y a medida que lo hace sus
pasos se vuelven cada vez más firmes y
seguros hasta que, con el tiempo, puede
caminar sin caerse. Enseguida aprende a
correr y a saltar, pero se ha de alcanzar un
estadio cada vez. Así también con la fe. Se ha
de construir gradualmente; no llega por
completo de una vez. A medida que pongas
tu fe a prueba, ésta irá creciendo hasta que
seas capaz de dar un salto y vivir por entero
según la fe porque tu seguridad encuentre su
suelo y sus raíces en Mí. Sabes que puedes
hacer todas las cosas conmigo, porque soy
Yo el que, obrando en ti y a través de ti, hago
que sucedan, pues por tu propia fuerza tú no
podrías hacerlas. Reconoce siempre tu
fuente de socorro, fuerza e inspiración, y
nunca dejes de dar gracias por ella. No des
nada por hecho sino reconoce mi mano en
todas las cosas.